Hola, soy Andrés. Si algo ha definido mi relación con la fotografía desde el principio, es la curiosidad. Todo comenzó con ese impulso casi infantil de querer capturar lo que veía, como si detener el tiempo fuera tan simple como hacer clic. Una de las primeras fotos que realmente me marcó no la hice yo, me la hizo mi padre. En ella, aparezco toqueteando su cámara, con mis gafotas de siempre y cara de susto. Lo que empezaba como curiosidad, a veces se volvía demasiado curioso —y mi padre lo sabía. La mirada (ligeramente estrábica) completaba la escena.
Con los años, esa curiosidad inicial ha crecido enormemente, convirtiendo cada momento en el que cojo mi cámara en una invitación a descubrir nuevos ángulos y detalles que a menudo pasan desapercibidos. Mi objetivo siempre es el mismo: capturar la esencia de lo que tengo frente a mí, sin artificios.
Mis fotos son el resultado de momentos compartidos, donde cada imagen cuenta una historia y celebra la esencia de quienes las protagonizan. Mi trabajo no se trata solo de tomar fotos, sino de hacer que las personas se sientan cómodas y disfruten el proceso. Si logramos olvidar por un momento que hay una cámara presente, las mejores fotos ocurren casi por accidente. Aunque, como bien dijo Ansel Adams, "la fotografía no es un accidente. Es un concepto".